¿Inteligencia Artificial con conciencia?
Si, si, yo sé que seguido uso la palabra “conciencia” en mis post, pero debido al creciente debate que está sucediendo en torno al desarrollo de las inteligencias artificiales, mismas que según expertos, están manifestando procesos que podemos considerarlos como evidencia de conciencia, me nació escribir un poco al respecto: El fenómeno de la conciencia. “Sin consciencia no se puede tener cargo de conciencia”. Francis Crick, Premio Nobel de Medicina, 1962.
Una constante apreciable en el transcurrir de la vida es el tránsito de la información. Como entes humanos, todo el tiempo recibimos y emitimos información. Teniendo esto en cuenta, hay un par de procesos también constantes, derivados de este tránsito, que resultan más sutiles debido a que se manifiestan a un ritmo diferente: el desarrollo de la consciencia y la adquisición de conciencia. Mientras que la consciencia, con s, se define como la capacidad del ser humano para percibir lo que le rodea (somos conscientes de la información que logramos percibir a través de nuestros sentidos en el presente), la conciencia, sin s, la entendemos como un fenómeno de conocimiento amplificado en donde, derivado de procesos racionales y emocionales, se llega a un proceso cognoscitivo en el cual se logran establecer conexiones de información que trasciende el tiempo y el espacio. Es decir, conforme a las capacidades de atención, percepción y memoria de un ente, este puede generar deducciones que conecten informaciones que no necesariamente están transcurriendo en el lugar y momento en el que se encuentra y que no obstante, pudieran resultan válidos o verdaderos. Pero esto no acaba ahí. Con un poco de conciencia se puede observar que este fenómeno se expande sobre sí mismo y refleja la inter-relación que hay entre todo lo existente. Dicho de otro modo, cuando logramos apreciar la relación que hay entre una información y otra, esa misma apreciación nos lleva a lograr observar otras relaciones entre otros paquetes de información, y así sucesivamente. De ahí que una de las ideas filosófica-teológicas más comunes en todas las religiones, es que la divinidad equivale a una conciencia total sobre todo lo existente en el universo. ¿Esto es bueno o malo? Encasillar este fenómeno en un juicio de valor sería sinónimo de carencia de conciencia. Desde nuestra limitada capacidad de procesar información, la conciencia tiene un significado más compatible el concepto de “herramienta”. Una herramienta no es ni buena ni mala, hasta que no se le da un uso para lograr un determinado fin. Algo similar ocurre con la conciencia. Visto desde una perspectiva amplificada, la conciencia es la comprensión de la existencia, pero dadas nuestras capacidades como entes limitados y debido a que vamos adquiriéndola lentamente al procesar pequeños bloques de información, en nuestro caso sólo estamos posibilitados (y motivados) a usarla como una herramienta que nos ayude a lograr lo que en nuestro limitado entender asociamos con un bien-existir (otra forma de decir “bien-estar”). Por otra parte, las implicaciones de lo anterior son complejas. Al no tener un entendimiento amplio de lo que nos rodea, de forma natural hemos desarrollado procesos encaminados a generar una comprensión más basta a través de tomar caminos de “prueba, acierto y error”, propiciando que en muchos casos eso que analizamos transmute o deje de existir. Este es el origen de la preocupación de los expertos como Hawking, que exponen que una entidad del tipo de una IA, tendría procesos con alcances mucho más amplios, rápidos y complejos, pero no inmediatos. Es decir, resultaría imposible que de forma inmediata alcanzara una conciencia plena, lo más probable es que podría establecer postulados y conjeturas a la velocidad de la luz, pero tendría como nosotros, que recurrir a la experimentación, con las implicaciones que ello conlleva: modificando su entorno y compitiendo con otras conciencias en desarrollo (es decir, nosotros). Personalmente no me sé definir entre fascinado y preocupado. Por una parte creo que un desarrollo bien llevado de una IA implicaría un salto enorme en la evolución de la tecnología humana, pero por otro lado, creo que la humanidad aún no está preparada para asimilar, ni mucho menos para competir, con una entidad consciente con las capacidades de procesamiento de información que implicaría una IA. ¿Ustedes que opinan? Marco Barradas. Humano (o androide haciéndose pasar por humano, con éxito, desde hace 38 años).
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